El río Duero nace en
Urbión, provincia de Soria y desemboca en Oporto (Portugal). Durante sus 897
km de trayecto, el viajero puede estar seguro de que va a disfrutar de unos
recursos turísticos interesantes, variados, y en algún caso, inesperados y
sorprendentes, consecuencia de la diversidad paisajística, riqueza
histórico-artística y cultural de los pueblos y ciudades de la ruta. Y es en
una de estas ciudades, Soria, donde más preciado es el paso del Duero.
Soria es poesía y
placer para los sentidos. Tal vez uno de los lugares donde la motivación
poética brote con mayor espontaneidad sea la ruta que el Duero sigue por la
ciudad de Soria: el camino en la ribera izquierda del Duero entre San Polo y
San Saturio, camino por excelencia de Antonio Machado. San Polo fue un
monasterio Templario que a partir de del siglo XVII ya no tenía culto, y en
la actualidad es una construcción privada. El estrecho paso de San Polo
entre dos arcos apuntados nos abre la puerta, como una mágica llave, a un
paisaje increíble: el Duero se remansa formando una tabla preciosa. La paz,
el silencio y la soledad son notas características del paso del río Duero
por Soria.
Por dicho paisaje,
se contemplan numerosas personas paseando debajo de los álamos que bordean
el río, o parejas de enamorados surcando el agua del río en pequeñas barcas
de madera. También vemos el curso plateado del río que acude sin detenerse a
su destino. Con el olfato se perciben aromas silvestres que se extienden por
el ambiente formando una nube que envuelve con su perfume el espacio. Se
escucha el silbido del viento que corta en los álamos. Y se palpa con el
tacto la suavidad de la hierba húmeda de la ribera.
Y en todo este
camino un cántico la amor, a la naturaleza y a la libertad, llegamos hasta
la ermita del patrón.